Es un producto humilde, barato, que todos tenemos en casa y que es un gran protector de la salud. Es un compuesto soluble en agua y que en presencia de ácido se descompone formando dióxido de carbono (CO2) y agua; y esto le confiere la propiedad de neutralizar ácidos.
Este antiácido económico, que se vende sin receta, parece ser que estimula al bazo a promover un ambiente antiinflamatorio que podría ser terapéutico frente a enfermedades inflamatorias, informan científicos del Medical College of Georgia de la Universidad de Augusta.
Por lo general, los médicos recomiendan a los pacientes de enfermedades renales el bicarbonato de sodio, pero de acuerdo a los estudios, el uso en personas sanas resulta muy beneficioso ya que puede ayudar a reducir la inflamación destructiva de enfermedades autoinmunes.
Básicamente, el bicarbonato de sodio actúa sobre el bazo, que estimula o “activa” de forma natural la respuesta antiinflamatoria de los macrófagos. Enfermedades como la artritis reumatoide podrían beneficiarse de estas propiedades antiinflamatorias.
La dosis recomendada es de media cucharadita en un vaso de agua una vez al día. Cuando se haya disuelto por completo en el agua, se bebe lentamente. Nunca hay que consumir más de una cucharada y media al día, y no se debe tomar más de una semana.