A través del desarrollo de la pandemia mundial provocada por el coronavirus de Wuhan, se ha podido apreciar repetidamente cómo el régimen comunista chino (PCCh), ha mantenido el control de la información. Para ello, entre otras cosas, no ha dudado en silenciar a quienes alertan o denuncian aquello que el gobierno considera inconveniente para sus intereses.
A pesar de que el Daily Mail, asegura que más de 5.100 personas han sido arrestadas por “difundir rumores”, sólo vamos a conocer aquí cuatro casos que retratan de cerca la situación que se presenta en China.
Para comenzar, no detallaremos el muy conocido caso del Dr. Li Wenliang, quien el 30 de diciembre alertó sobre la existencia del nuevo virus, y en seguida fue obligado a retractarse. Un mes después murió por el virus que denunció. Más bien contaremos el caso del empresario Fan Ling, quien en enero publicó un video mostrando el terror de los contagiados en un hospital. Por este motivo, fue arrestado y se le conminó a dejar de difundir “rumores”. Posteriormente, el 9 de febrero publicó otro video, donde mostraba un letrero que decía: “Los ciudadanos se resisten. Devuelvan el poder al pueblo”. Fue arrestado de nuevo y no se supo nada más de él.
Un caso similar es el del abogado Chen Qiushi, quien publicó videos sobre los pacientes, tendidos en los pasillos de los hospitales, y alcanzó a tener más de 400.000 seguidores en YouTube y 250.000 en Twitter. Temiendo las represalias, Chen publicó una nota, un día antes de su desaparición, donde decía: “Mientras esté vivo, hablaré de lo que he visto y oído. No tengo miedo de morir. ¿Por qué debería temerle a usted, Partido Comunista?”. A su familia se le informó que estaba en cuarentena en un sitio no identificado.
Otro caso es el del reportero de la televisión estatal Li Zehua, de 25 años, quien renunció a CCTV para informar de manera independiente. Emitió un video desde un crematorio de Wuhan, con inmigrantes muertos, que habían celebrado el año nuevo chino el 12 de febrero, en una reunión de 40.000 familias. Allí criticó al gobierno por haber permitido esto, conociendo ya la existencia del virus. El 26 de febrero filmó su propio arresto, diciendo a los agentes que esperaban al otro lado de la puerta de su hogar: “No estoy dispuesto a disfrazar mi voz, ni estoy dispuesto a cerrar los ojos y taparme los oídos… Cuando apoyas una orden tan cruel incondicionalmente, llegará el día en que la misma orden cruel caiga sobre tu propia cabeza”. Al día de hoy no se conoce su paradero.
Finalmente, tenemos el caso del poderoso magnate inmobiliario Ren Zhiqiang, de 69 años, quien, en un extenso blog criticó al régimen por la forma como manejó la crisis del coronavirus, y dijo, refiriéndose a Xi Jinping, que era como un “payaso que sin ropa estaba todavía decidido a ser emperador”. Ren fue arrestado y semanas después, ante la presión internacional, el gobierno chino declaró que había sido detenido por “graves violaciones” de la ley y de las normas del Partido Comunista.
El paradero de estos personajes, que se han atrevido a enfrentar al PCCh, es incierto. Es muy probable que se encuentren en centros de detención secretos, muy numerosos en China, lugares donde van a parar disidentes y objetores de conciencia, como es el caso de los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong, quienes son perseguidos desde 1999, con torturas, trabajos forzados, lavado de cerebro y hasta extracción forzada de sus órganos, horrores que superan los crímenes de Hitler y Stalin.
Para terminar, es bueno recordar que el pueblo chino tiene una historia de cinco mil años de grandes logros y grandes tragedias que ha tenido que superar. En la actualidad el régimen del PCCh, con sesenta años de existencia, es apenas la última tragedia que está atravesando este sufrido pueblo.
Redacción Carlos Morales, con información de Infobae y Panam Post, para Vivir con Sabiduria.uno