La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas en 2015, establece 17 objetivos y 169 metas con el supuesto objetivo de erradicar la pobreza, proteger el medio ambiente y promover el desarrollo sostenible.
En la realidad, al leer la letra menuda se encuentra que el resultado final tiende a que: “No tendrás una familia, sino que encontrarás compañeros en un mundo sin límites. No tendrás patria, sino una ciudadanía abierta en un universo sin fronteras. No tendrás trabajo ni oficina, y serás tú propio jefe. No tendrás nada, en definitiva, y no serás feliz. Serás pobre. Y los datos lo refrendan” describe Gaceta, el 27 de septiembre.
La riqueza a gran escala pertenece a unas pocas multinacionales como BlackRock, que imponen las reglas de juego de manera que ellos son los únicos ganadores.
Es creciente el encarecimiento programado desde los alimentos hasta las viviendas, pasando por los autos. Es decir, cada vez menos accesibles para el promedio de los habitantes del planeta.
Para el eurodiputado Charlie Weimers señalaba que en Madrid no tener casa implica no tener barrio, no tener un ámbito donde vivir. Significa, en segundo término, no tener seguridad.
Asimismo, Angel Dzhambazki explicaba en este mismo sentido que cediendo en lo pequeño terminaremos cediendo en lo grande. Renunciar a un coche y a una hipoteca, pese a la comida de un renting y un co-sharing, significa ceder con las raíces.
Igualmente,Rob Roos, eurodiputado neerlandés, señaló en la convención conservadora que resulta crucial defender nuestras empresas, especialmente las estratégicas. Si nuestro país no posee, si nosotros no somos propietarios, jamás podremos florecer. Porque sin raíces no hay frutos.
Una estrategia demoledora
Los cerebros demoledores que rigen la Agenda 2030, atacan usando múltiples estrategia desviadas.
Desde hace varias décadas, se viene cumpliendo un adoctrinamiento no solo desde las escuelas sino, como se dijo arriba, apoyados por los medios y multitud de ONGs. La población es bombardeada por múltiples iniciativas como el llamado “derecho a la salud reproductiva”, que no es otra cosa que el aborto sin restricciones, o el “derecho a morir dignamente”, que se trata de la eutanasia o suicidio asistido.
Por otro lado, la agenda LGBT, la cual pretende normalizar las relaciones homosexuales, lo cual conlleva la no reproducción de millones de personas.
El adoctrinamiento transexual en las escuelas manipula a los niños para que accedan al cambio de sexo, desconociendo la realidad científica del sexo biológico.
Así mismo, el feminismo extremo pone al hombre como macho abusador, y según ese movimiento, es un enemigo de la mujer. El mismo hombre se siente culpable por el llamado patriarcado que formó la sociedad de sus abuelos, y se ha convertido en un individuo débil y sin carácter.
Además, la mujer se siente cada vez más fuerte, y rechaza su papel de madre procreadora. Su ámbito es el trabajo, los deportes rudos, la dirección empresarial. Nada de esto se compagina con la crianza de bebés.
Incluso las parejas ven a los hijos como obstáculos para el goce de su progreso material, como una mala inversión económica y quieren evadir las muchas horas que requiere criarlos y atenderlos.
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Imagen de portada (Creative Commons/ Diario de Madrid).
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