Durante la época navideña, la mayoría de personas entra en una atmósfera mágica de celebración, brillo y encanto.
Pero ¿cuál es la razón para sentir que todo cambia? ¿Por qué se está más dispuesto a compartir, a perdonar o a estar feliz? ¿Por qué las personas adornan e iluminan sus casas, calles o negocios?
La razón yace en los corazones de creyentes en todo el mundo, sintiendo una armonía con lo que significa la celebración del nacimiento de Jesús.
Es por ello que, partiendo de este gran acontecimiento, se ha tejido alrededor cantidad de costumbres que varían de acuerdo a los diversos contextos, teniendo como finalidad, resaltar el importante suceso de la venida de Jesús al mundo humano.
El tener un ser Divino como parte de la vida, hace que el corazón se llene de regocijo al celebrar su nacimiento, siendo la oportunidad para agradecer por sus enseñanzas, las cuales generaron cambios significativos especialmente a quienes aún continúan honrándolas.
El amor, la bondad y sacrificio hecho por este gran ser iluminado, recuerda a la humanidad que la navidad parte en conmemorar y celebrar con alegría su nacimiento, siendo el amor fraternal un espíritu que se siente en todo el mundo. Aún en aquellos países donde cristianos son minoría, y los que no son creyentes se dejan envolver por este ambiente armonioso que trae la navidad.
Partiendo de este hecho, en la mayoría de los países del mundo, las familias visten con gran esplendor sus casas de adornos navideños. Podemos pensar que son detalles casuales, pero tienen un significado, el cual es iluminar el exterior para que, de esta forma, quienes vean estas luces, sientan felicidad y paz en sus corazones.
Se siente de igual forma intuitivamente, el deseo de ofrendar a quienes son poco favorecidos. Nacieron las costumbres de donar regalos, brindar comida o dar diversión y compañía a los enfermos en los hospitales, así como muchas otras acciones que nacen de la compasión por otros cuando esta época toca nuestros corazones y nos invita a ser más nobles y agradecidos con Dios.
Sin embargo, paralelamente por esta época, el comercio ha tomado la delantera aprovechando la oportunidad para incitar al consumo en exceso , es ahí cuando debemos tener criterio propio y no perder de vista el verdadero sentido de la celebración, no es posible cambiar a un sociedad de consumo, pero si tenemos el poder para imponer nuestro propio criterio y dejar que ese ambiente que se respira como oleada imparable, potencie y sea un estímulo para reforzar los valores de reconciliación, tolerancia, bondad, alegría y armonía, todo depende de nosotros mismos.
Sabemos que la navidad es una buena época para compartir en familia, se debe tener presente que detrás de ello, hay una enseñanza y una historia, dar las gracias a Dios es un acto espiritual que el ser humano expresa y ofrece para honrar las enseñanzas de Jesús.
Por lo tanto, la navidad motiva a recuperar los valores, los corazones de bondad y perdón, lo que en esencia la humanidad viene perdiendo, pero que el espíritu navideño insiste cada año en recordarnos lo maravillosa que ésta época puede ser, para vivir en familia y recordar el motivo de su celebración.
Redacción, Adriana Contreras para VCSradio.net