5:40 minutos. Tal vez nunca nos ponemos a pensar que los artículos cotidianos también tuvieron un proceso a través del tiempo. Pero debemos admitir, por ejemplo, que existe una historia del jabón. A continuación la puede leer o escuchar.
Breve historia del jabón
Todos hemos visto cómo, durante la pandemia del covid-19, se aconseja constantemente, entre otras cosas, la limpieza estricta del cuerpo, y para cumplir ese objetivo, el jabón es fundamental. Incluso se explica detalladamente el mejor método para una adecuada limpieza de las manos con abundante agua y, por supuesto, jabón.
Pero no siempre el ser humano utilizó este elemento de baño para su aseo personal. Incluso su uso generalizado no tiene más de 150 años.
Así mismo, una de las cosas más curiosas, es que los ingredientes originales para su fabricación eran bastante burdos, por decir lo menos. En Mesopotamia aparece por primera vez una referencia al jabón, el cual se producía cocinando grasa de vaca o de oveja, junto con agua y una lejía alcalina proveniente de las cenizas de madera. El resultado era una grasa mantecosa y maloliente, que eliminaba la suciedad.
Sin embargo, durante la antigüedad, el jabón se utilizaba solamente para limpiar lana antes de tejer las telas. Para la limpieza corporal solo se usaba el agua y, por ejemplo, en el imperio romano, después del baño utilizaban aceites de oliva perfumados; luego, con un raspador de caña o metal, eliminaban el resto de mugre o aceite.
Posteriormente, ya en la Edad Media, se comenzaron a utilizar los jabones a base de aceite vegetal, los cuales tenían un aspecto puro y buen aroma. Entre las clases altas de Europa era apreciado el jabón de Alepo, a base de aceite de oliva y aceite de laurel aromático. Este jabón era llevado desde Siria por los cruzados y comerciantes europeos.
Pero pronto comenzaron a fabricar sus propios jabones en Europa, y el más apreciado entre la realeza era el Jabón de Castilla, producido en España a base de aceite de oliva. Finalmente, el jabón de Castilla terminó siendo un término genérico para los jabones de este tipo.
A pesar de estos avances, entre los siglos XVI y XVIII se regresó a una especie de edad oscura de la limpieza, pues por la creencia de que el agua podía propagar enfermedades, los europeos se alejaron del aseo personal. Como esta época coincidió con la colonización de América, en los nuevos territorios no se conoció el jabón que ya había sido desarrollado en Europa.
Por lo anterior, en América renacieron técnicas antiguas, como la utilización de manteca, grasa de cocina y cenizas de leña. Con las cenizas hacían lejía que hervían con los otros ingredientes en un caldero. Así se fabricaba un jabón suave que las mujeres usaban para lavar la ropa interior de los colonos.
Posteriormente, en 1807 se fundó en Nueva York la fábrica de jabón Colgate y en 1837 apareció Procter & Gamble en Cincinnati. Pero, aunque se incrementó la producción de jabón, los estadounidenses de clase media se bañaban con agua, pero eran poco adictos al jabón. Este se usaba especialmente en la limpieza de la ropa.
Al final, fue durante la guerra de secesión de EEUU en 1861, cuando se promovió el lavado regular con agua y jabón como medida sanitaria. Esto impulsó la demanda de jabones de baño económicos entre la población.
Todo lo anterior estimuló el desarrollo de muchos nuevos productos. En 1879, P&G introdujo el jabón perfumado de tocador Ivory. Por su parte, B.J. Johnson, produjo el jabón Palmolive a base de aceite de palma y aceite de oliva en 1898. Fue el más vendido del mundo a principios de 1900.
Después de esto se inició un avance en la química del jabón. Con aceite de semilla de algodón se llegó al descubrimiento de grasas hidrogenadas en 1909, las cuales llevaron a liberarse de la dependencia de los subproductos animales. Después vinieron los detergentes sintéticos como un sustituto “superior” de los jabones, limpiadores domésticos y champús a base de grasa.
En la actualidad, los jabones salen de laboratorios altamente especializados, donde se estudian las fragancias, colores, agentes espumantes y todo aquello que puede hacerlos más atractivos para los sentidos.
Aunque, el jabón lleva décadas eliminando gérmenes y bacterias, sin reclamar el protagonismo, es justo que hoy le hagamos un reconocimiento especial y muy merecido.
Redacción: Carlos Morales para VCSradio.net
Narración: Viviana Núñez
Portada: Envato
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