Desde hace mucho se ha relacionado la tradicional fiesta de Halloween con el culto a la oscuridad o al mal, lo cual no estaría tan alejado de la realidad, debido a los mismos orígenes de dicha celebración ajena a nuestras propias costumbres, incluso dentro de la misma fe católica se le conoce como el día de los santos muertos.
Sin importar si este día conmemorativo se festeje y así mismo sirva para reunir a las familias, en esencia se vale de distintos elementos para tergiversar los valores cristianos. Algo que se puede notar hoy en día es que, cuando las personas celebran esta fecha, muchos lo hacen disfrazados del sexo opuesto.
El Halloween incluso se presta para que la integridad de los más jóvenes peligre, dado que, bajo el pretexto de las máscaras y los disfraces que salen a relucir en la noche, los agresores de menores podrían estar al acecho, y los encuentros o reuniones entre amigos pueden resultar en tragedias.
Uno de los casos más recordados en la historia del crimen de nuestro país, en el que dicha festividad terminó siendo un verdadero culto a la maldad, tomó lugar en la capital el 31 de octubre del año 2010.
Para entonces, el joven Luis Andrés Colmenares se reunió con su novia Laura Moreno, quien, según las pruebas forenses, estaría detrás de la brutal golpiza que terminó por quitarle la vida para que luego su cuerpo sin vida terminará despojado en un río.
En esta festividad cada año, parece tomar más fuerza el culto a lo macabro y las personas parecen ignorar que desde sus mismos orígenes guarda un vínculo estrecho con lo más perverso, un sentido que deja de exaltar los valores humanos para destacar las facetas más caóticas de la realidad.
Vale la pena entonces pensar si esta fecha está exaltando el lado más oscuro que puede alojar el corazón humano, aquello que es similar a los mundos de demonios, en vez de ser un día que nos permita celebrar aquellos valores que nos conectan con la rectitud y lo divino.
Artículo, César Múnera para VCSradio.net