En tiempos antiguos, el hombre debía dedicar casi todo su tiempo a la búsqueda de comida para satisfacer el reclamo de su cuerpo. Si bien hoy en día no tenemos que buscar comida de la misma manera, siendo humanos, el trabajo y el esfuerzo en la vida aún tienen, de hecho, el fin primigenio de alimentarse.
La comida en el complejo universo del ser humano no sólo es necesaria para subsistir. Una moneda siempre tiene dos caras; y la otra cara del comer es el placer. Además, si se lo maneja con sabiduría, puede estimular al espíritu y estabilizar las emociones. De tal manera, está muy relacionado con la felicidad y el éxito de un individuo y su familia.
Tanto el consumo como la preparación de los alimentos están del mismo modo inmersos en muchas de las actividades cotidianas a manera de rituales, ya sea en la vida social, familiar y profesional, lo cual permite expresar valores como la generosidad, la cordialidad, la cortesía, el respeto, la paciencia, el agradecimiento, entre otros.
Por ejemplo, cuando nos sentamos a la mesa y esperamos un delicioso plato mientras compartimos alegre y gustosamente con las demás personas presentes, de manera espontánea y cordial expresamos al mismo tiempo agradecimiento hacia todos los partícipes en esta agradable actividad.
De hecho, para algunas culturas antiguas como la china, de las cuatro necesidades básicas de la vida; comida, vestimenta, vivienda y transporte, la más importante es la comida y, esto lo manifiesta claramente con sus 5000 años de historia, traducidos en la sabiduría de alimentarse correctamente y mantener a la familia feliz con ella.
De igual manera podemos observar que culturas más recientes como la occidental, también manejan costumbres y etiquetas que incluso pueden ser bastante diferentes a las de otras civilizaciones.
Mientras en países europeos y americanos, el cortar la comida con un cuchillo sobre la mesa está dentro de la etiqueta, en la cultura tradicional China no se considera muy civilizado.
Pero sin importan las diferencias, cada vez se van acercando y fusionando estas costumbres y maneras de actuar en la culinaria de cada país. Por ejemplo, hace más de veinte años, los latinos no comían jengibre, aceite de sésamo, pimienta, ni tantas especias orientales como ahora. Tampoco eran tan comunes las bebidas lácteas como el yogurt griego o la gran variedad de quesos madurados que podemos disfrutar hoy en nuestras mesas.
A la vez, ingredientes como el maíz, propio de las latitudes latinoamericanas, siempre estarán presentes en nuestra gastronomía local con sus diversas formas de preparación y presentación, bien sea en un rico ajiaco, en palomitas de maíz, en tortas o en otras combinaciones.
En este punto es donde surgen varias preguntas: ¿Por qué hay personas a las que les gusta cocinar mientras que otras lo detestan? Las respuestas suelen ser muy variadas.
Según indica el blog para mujeres, ¨Zancada¨, en el caso de quienes les agrada cocinar, las razones van desde el gusto por comer y por realizar una actividad, ya sea individualmente o en equipo, hasta la satisfacción de que la comida fue preparada por uno mismo, la alegría de conservar recetas familiares, el desafío y la creatividad.
El acercamiento a la recolección y preparación de alimentos trae implícito el aspecto de la ética ya que dicha labor compromete una serie de acciones que podemos aplicar en el buen obrar desde la dedicación y el compromiso.
Una de las razones por las que deberíamos relacionarnos con los aspectos sanos de la culinaria radica en el empleo y conocimiento de técnicas milenarias y materiales orgánicos que nos permiten conservar la tradición.
A través de la agricultura podemos encontrar productos más sanos, más puros y con buenos efectos para la salud y el bienestar de los millones de comensales en el planeta. ¿Sabías que la agricultura orgánica reduce la contaminación? Entre los principales beneficios de la agricultura orgánica, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) podemos encontrar: enriquecimiento de los suelos, uso de fertilizantes orgánicos para evitar la contaminación de aguas subterráneas e incremento de la devolución de carbono al suelo, lo que eleva la productividad. De este modo el consumo de alimentos no procesados contribuiría no sólo con el bienestar del cuerpo sino también del ecosistema.
La sana alimentación y todo lo que ella implica puede proveernos de excelentes oportunidades y experiencias inolvidables. Dominar la culinaria puede llenarte de alegría y experiencia, teniendo la satisfacción de hacer también felices a los demás.
Redacción, César Múnera y Katia Comas con información de Bles.com para VCSradio.net.