El crucial dilema entre libertad y socialismo en la encrucijada actual. Cómo nuestro destino se ve moldeado por esta elección fundamental y cómo podemos influir en el rumbo de nuestra sociedad.
La pregunta central que plantea Ludwig von Mises en su obra “Burocracia” sigue siendo igualmente relevante en nuestros días: ¿Debe el hombre ser privado de su más preciado privilegio de elegir medios y fines y de configurar su propia vida? Este cuestionamiento, que Mises formuló en un contexto de auge del socialismo, sigue resonando en la actualidad, donde Occidente parece tambalearse hacia el abismo de la tiranía total, un destino que Mises advirtió y buscó evitar.
Es doloroso reconocer que, en retrospectiva, la visión de Mises de que “solo América” tenía la capacidad de elegir entre la libertad y la tiranía no se ha cumplido. En la actualidad, parece que América ha optado por el segundo camino. Ante esta situación, cualquier individuo que valore la libertad y su país debe trabajar incansablemente para contrarrestar este avance hacia la tiranía y la destrucción. Sin embargo, para entender cómo revertir este rumbo, primero debemos comprender lo que existía antes de nuestra actual tiranía, cómo funciona esta tiranía moderna y, finalmente, reflexionar sobre las acciones que debemos emprender.
Mises nos brinda una base sólida al establecer que la economía de mercado es un sistema de cooperación social y división del trabajo que se fundamenta en la propiedad privada de los medios de producción. En este sistema, los individuos intercambian bienes y servicios de manera voluntaria, lo que permite la especialización y la maximización del potencial productivo de cada individuo. Los empresarios, como motores de este sistema, asumen riesgos en busca del beneficio económico, que a su vez guía sus decisiones empresariales.
Sin embargo, nuestra realidad actual dista mucho de este ideal. La burocracia gubernamental, lejos de ser un simple elemento administrativo, se ha convertido en una entidad omnipresente que coarta las libertades individuales y distorsiona el funcionamiento del mercado. En este contexto, es crucial comprender que la burocracia no surge de la nada, sino que es alimentada por la intervención gubernamental y la centralización del poder.
Es necesario reconocer que los gobiernos intervencionistas y la estructura burocrática que los acompaña son contrarios al espíritu de la libertad y la propiedad privada. A través de regulaciones excesivas y una creciente centralización del poder, se socava la soberanía del consumidor y se limita la capacidad de los empresarios para operar de manera eficiente y satisfacer las necesidades del mercado.
Este fenómeno es alimentado tanto por la izquierda como por la derecha política. Los progresistas promueven políticas intervencionistas en nombre del bienestar social, mientras que los conservadores a menudo pasan por alto el crecimiento del Estado en aras de la seguridad nacional y la estabilidad económica. Sin embargo, ambos contribuyen a la expansión de la burocracia y la erosión de las libertades individuales.
Ante esta situación, es imperativo que los defensores de la libertad se unan para resistir esta tendencia hacia la tiranía. Es necesario buscar vías alternativas de cooperación y comercio que eludan la burocracia estatal y promuevan la soberanía del individuo y la propiedad privada. Solo así podremos preservar y revitalizar las libertades que son la base de nuestras sociedades democráticas.
En resumen, el desafío de la libertad y la burocracia en el mundo actual requiere un enfoque coordinado y decidido por parte de todos aquellos que valoran la libertad individual y la prosperidad económica. Solo mediante la resistencia activa y la búsqueda de alternativas podemos evitar el avance hacia la tiranía y restaurar los principios fundamentales que sustentan nuestras sociedades libres.
Artículo escrito con información del Instituto Mises
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