Te hablaremos cómo la “Disciplina positiva” según la profesora Lucie Cluver de la universidad de Oxford, es un método que fomenta las relaciones positivas con los hijos. Puedes leer o escuchar la nota a continuación…
¿Te sientes frustrado con la crianza de tus hijos? ¿Te preguntas cómo disciplinarlos de manera efectiva y positiva sin recurrir a gritos o castigos físicos?
Sabemos que nuestro entorno de adultos se ve muy diferente al de nuestros hijos. Las prioridades son diferentes, eso es normal. Ya somos adultos, pero también pasamos por la edad que ellos están viviendo ahora, bien sean niños o adolescentes.
Ahora es el turno de ellos pasar por el proceso de crecer. A este proceso generalmente en el caso de los adolescentes se le llama “individualización”. La individualización es un proceso por el que pasan los hijos para convertirse más en ellos mismos, para adquirir más autonomía y depender menos de sus padres.
Frecuentemente se asemeja a una rebelión porque refutan y parecen ir en contra de nuestros valores y nuestra moral. Lo que es importante para nosotros, como padres, puede convertirse en un lugar de rebelión para nuestros hijos.
Cada progenitor se da entonces a la tarea de buscar la mejor manera de enfrentar el reto en la educación de los hijos sobre todo en cómo disciplinarlos hoy en día.
Expertos como la profesora Lucie Cluver, de trabajo social para los niños y las familias en la universidad de Oxford, propone la “disciplina positiva “, como un método que contribuye a que los progenitores fomenten unas relaciones positivas con sus hijos y exploren juntos las habilidades como la responsabilidad, la cooperación y la autodisciplina.
¿Por qué emplear la disciplina positiva?
“Los progenitores no quieren gritar ni pegarles a sus hijos. Lo hacemos a veces porque estamos estresados y no vemos otra solución”, dice la profesora Cluver.
Las pruebas no se equivocan: gritar y castigar físicamente no dan buen resultado, y con el correr del tiempo en vez de soluciones las situaciones con los hijos empeoran.
Cuando un niño sufre este tipo de trato donde se involucra el castigo físico, se generan muchas consecuencias negativas como el abandono escolar, la depresión, el abuso de drogas, el suicidio y enfermedades cardiacas.
Cluver argumenta, “Cuando sabemos que algo no funciona, es un motivo suficiente para buscar un método distinto”.
Por ello, “La disciplina positiva “brinda un enfoque distinto para disciplinar a los hijos, donde se centra en generar una relación sana con los menores y fijar expectativas con respecto al comportamiento y está comprobado que funciona.
Cómo aplicar una disciplina positiva con los hijos
La profesora Lucie Cluver recomienda este método de la disciplina positiva fijando ciertas pautas para aplicar y poner en práctica.
1. Compartir tiempo a solas con tu hijo
Para fomentar una buena relación con tu hijo es importante reservar tiempo a solas. Dedícale tiempo, no importa si has tenido un día de mucho trabajo.
Los niños y adolescentes necesitan pasar tiempo con sus padres, independiente de que realicen actividades juntos en el día. Dedícale 20 o 30 minutos donde compartan momentos especiales o simplemente tiempo para escucharlos.
Cluver menciona que, “Lo que de verdad importa es que te centres en tu hijo. Así que apaga la televisión, apaga el teléfono, ponte a su nivel; solos tu hijo y tú”.
2. Elogiarlo cuando hace las cosas bien
Los padres frecuentemente nos fijamos en el mal comportamiento de nuestros hijos y los corregimos. Los niños ven en esto un modo de llamar la atención, y en lugar de poner fin a la mala acción, hacemos que se reafirme.
A los niños les gusta mucho que los elogien. Se sienten amados y especiales. “Presta atención a cuando tu hijo hace algo bien y felicítale, aunque solo sea por haber jugado con su hermano/a durante cinco minutos”, recomienda la profesora Cluver. “Esto puede animarle a portarse bien, y hará que sea menos necesaria la disciplina”.
3. Establece expectativas claras
Según Cluver, “Es mucho más eficaz decirle a tu hijo qué es lo que quieres que haga exactamente que decirle lo que no debe hacer”. Por ejemplo, el decirle que no sea desordenado no es igual a cuando le das instrucciones como “por favor, recoge todos tus juguetes y colócalos en la caja”.
Un niño necesariamente no entiende lo que debe hacer, pero si le das instrucciones y le defines unas expectativas claras, así el niño probablemente realice con más facilidad lo que le pides.
Además, como padre sabes lo que tu hijo es capaz de hacer, si tú le pides algo imposible, talvez no lo logrará.
4. Distraer a tu hijo creativamente
Cuando tu hijo se ponga complicado, una táctica muy útil es distraerlo con una acción más beneficiosa. Por ejemplo: Distraer a tu hijo para que preste atención en otra cosa, cambiar de tema, llevarlo de paseo, iniciar un juego, de tal manera que desvíe su atención y cambie positivamente su actitud y comportamiento.
Elegir el momento oportuno es también fundamental, pues parte de la distracción consiste en darse cuenta cuándo una situación está a punto de ir mal, y actuar. Ser consciente de que tu hijo comienza a ponerse nervioso, irritable o molesto, o de que dos hermanos quieren el mismo juguete, puede ayudar a disipar una posible crisis antes de que estalle.
5. Exponer con calma las consecuencias
Parte del crecimiento se fundamenta en aprender que todo lo que hacemos trae consecuencias. Hacer entender a tu hijo todo esto es algo sencillo que lo alentará a portarse bien, y así mismo se forma en la responsabilidad.
La idea es que le puedas proporcionar a tu hijo la posibilidad de realizar lo adecuado describiéndole los resultados que puede generar su mal comportamiento.
Por ejemplo, si quieres que tu hijo no pinte en las paredes, le dices que, si sigue haciéndolo, le suprimes de inmediato el juego. De esta manera le estás sugiriendo y le estas dando la oportunidad de cambiar su comportamiento.
Si insiste en hacerlo nuevamente, continuamos aplicándole el efecto de esto siempre mostrándonos tranquilos y sin enojo “y felicítate si lo consigues, ¡porque no es nada fácil!”, añade la profesora Cluver.
Si deja de pintar, llénalo de elogios. “Lo que estás haciendo es crear un ciclo de retroalimentación positiva para tu hijo. Está demostrado que exponer con calma a los niños las consecuencias de sus actos es un método muy eficaz para que aprendan sobre lo que ocurre cuando se portan mal”.
Por otro lado, la coherencia es un elemento muy importante en la crianza positiva, y así mismo indispensable que a la acción sigan los resultados. Y también es primordial que esos resultados sean realistas. “Puedes privar del teléfono a un adolescente por un rato, pero, privarlo por una semana tal vez es más difícil de hacer”.
Algunos consejos adicionales
Estos consejos pueden ser clave a la hora de querer aplicar la disciplina positiva.
- Involucra a tu hijo en la creación de las reglas y consecuencias.
- Ofrece opciones a tu hijo cuando sea posible.
- Utiliza el humor y la creatividad para enseñar a tu hijo.
- Disfruta del tiempo que pasas con tu hijo y crea recuerdos positivos.
Recuerda que la disciplina positiva es un proceso continuo que requiere paciencia, comprensión y esfuerzo. No hay soluciones mágicas, pero con dedicación y amor, puedes crear un ambiente positivo y enriquecedor para tu hijo.
Redacción, Maria Luisa Gómez con información de Unicef.org para VCSradio.net
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