Zuo Xiuju, una mujer de 63 años, natural de Dalian, provincia de Liaoning, en China, murió el 10 de agosto de 2023. Había sido perseguida por el Partido Comunista Chino (PCCh) desde 1999 por su fe en Falun Gong, una práctica espiritual basada los principios universales de Verdad, Compasión y Tolerancia.
Su hermano mayor, Zou Wenzhi, también fue perseguido por el PCCh y murió en 2000 tras ser golpeado brutalmente.
La señora Zuo fue detenida en varias ocasiones y torturada por practicar Falun Gong. También tuvo dos condenas de trabajo forzado.
La policía local y los trabajadores comunitarios la acosaban constantemente. En una ocasión, la policía le dijo que sería la primera en ser detenida cuando hubiera una cuota para detener a practicantes de Falun Gong. En los últimos años, la señora Zuo se vio obligada a vivir en la indigencia para evitar ser detenida. Murió el 10 de agosto de 2023.
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Las torturas y el trabajo forzado
La señora Zuo fue detenida por la policía china en 2001 por practicar Falun Gong. Fue condenada a un año de trabajo forzado, pero no fue enviada a un campo de trabajo de inmediato debido a su mal estado de salud.
Fue detenida de nuevo a los cuarenta días de estar en libertad condicional por motivos médicos. Esta vez fue enviada al campo de trabajo de la ciudad de Dalian, donde fue sometida a diversas formas de tortura.
Los guardias del campo de trabajo utilizaron la tortura para obligarla a renunciar a su fe. La pusieron en régimen de aislamiento, la obligaron a permanecer de pie durante largos períodos de tiempo y la colgaron en una jaula metálica.
También fue obligada a trabajar forzadamente en el campo de trabajo. Los guardias le impusieron realizar trabajos intensivos, como bordar sábanas, confeccionar ropa de algodón y atar nudos de algas. La tortura y los trabajos forzados debilitaron gravemente a la señora Zuo.
Tortura del “anillo de suelo”
En abril de 2005, la señora Zuo fue llevada al Centro de Detención de Dalian, tras ser encontrada repartiendo material de Falun Gong. Allí luego de un examen físico, no quiso que le tomaran una muestra de orina y un agente se atrevió a hacer pasar una muestra de él por la de ella. Cuando Zuo se enteró destrozó los papeles de la muestra.
Como Zuo no quiso colocarse el uniforme de reclusa, la esposaron durante las 24 horas del día. Para protestar realizó huelga de hambre pero sufrió la tortura del “anillo de suelo” que consiste en estar de rodillas, esposada con las manos atrás y encadenada a la cama. Sus compañeras de celda eran obligadas a recoger sus excrementos y orina, lo que consideraban un gran sufrimiento; por esto, maldecían e insultaban a Zuo.
Los guardias también le tenían una sonda de alimentación conectada al estómago y la forzaban a comer pasta de maíz fría. Sus manos y pies se le hincharon y padeció de dolores extremos debido a la alimentación forzada.
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Tortura “lecho de muerte”
La señora Zuo fue torturada otra vez en mayo de 2005, cuando fue sentenciada en el campo de trabajo de Masanjia a dos años de trabajo forzado.
En mayo de 2006, realizó otra huelga de hambre y fue atada, esta vez, a una tabla- camilla conocida como “lecho de muerte” con las manos esposadas hacia los soportes de la misma. Estando así, y por 23 días seguidos, utilizando un abrebocas le abrían la boca por ocho horas todos los días.
Hasta que en una ocasión le rompieron un diente haciéndole sangrar la boca. Pero el guardia luego dijo que ella se lo había roto sola, evadiendo el hecho de que se encontraba atada.
Alimentación forzada con abrebocas
Más adelante Zuo contó los acontecimientos que le ocurrieron cuando ya se encontraba próxima a su muerte y sufría la alimentación forzada:
“El guardia abrió al máximo el abrebocas. Sentí que me ahogaba y que iba a morir. Mi ritmo cardíaco se volvió irregular y logré hacer algo de ruido con la nariz. Un médico se percató y me tomó el pulso. Inmediatamente le ordenó al guardia que me quitara el abrebocas salvando mi vida”.
“Días después, sin embargo, me volvieron a colocar el abrebocas. Lo mordí fuertemente para prevenir que lo abriera más. Tenía que hacerlo las ocho horas diarias mientras lo tenía puesto. Mis manos y pies estaban encadenados y al lado de mi cabeza una grabadora con programas que difamaban a Falun Gong. Por un agujero muy pequeño, de una ventana empapelada con periódicos, podía sentir que me observaban”.
La alimentaban forzadamente con pasta de maíz cada día, graduando el abrebocas arriba y abajo continuamente. Esto hacía sufrir bastante a Zuo.
“Como la garganta resultaba extremadamente tapada, solo podía respirar por la nariz cuando abrían demasiado el abrebocas; pude haber muerto asfixiada. Los labios se me partieron y las encías se me cortaron por la fuerza que ejercía diariamente por ocho horas para que el abrebocas no se abriera más. Para colmo solo me permitían ir una vez al baño”, recordaba Zuo.
Las intimidantes palabras del guardia Liu Yong
Un guardia, de nombre Liu Yong, le dijo a Zuo: “Ciertamente no entiendes dónde estás al presentar la queja de tu diente roto al director. El guardia te rompió uno solo pero si te rompiera cinco o diez no importa. Puedes demandar donde lo desees; la palabra del Partido Comunista es la que cuenta”.
Liu Yong, de igual manera, se atrevió a decir: “Zuo Xiuju, te voy a contar sobre Li Baojie, quien luego de morir por la alimentación forzada, sus familiares trajeron a un abogado. ¿Y sabes qué? Con solo decirle unas cuantas palabras, a este le dio miedo. ¿Es que no sabes que aquí morir por tortura es igual a suicidarse? Considéralo una bendición el que todavía a ninguna de ustedes las hayamos asesinado a golpes”.
Li Baojie, de 33 años, igualmente practicaba Falun Gong. El 7 de abril de 2005 se desmayó tras ser alimentada a la fuerza. Avisaron a sus familiares que podían llevársela al siguiente día, pero murió cuando la trasladaban hacia su casa.
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Continúan las torturas
Una vez, un guardia esposó a la señora Zuo debajo de una cama propinándole fuertes golpes, que hasta se le inflamó el rostro por varios días. Así mismo, no le dejó cambiar de postura ni ir al baño. Tampoco le dio comida.
En otra ocasión, desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la madrugada, por 40 días Zuo permaneció colgada sin derecho a cepillarse los dientes, bañarse ni cambiarse de ropa.
En enero de 2006, un guardia de nombre Pei Feng, le dijo a Zuo que escuchara unas grabaciones que hablaban mal de Falun Gong; ella no quiso escuchar y se retiró a su celda. Entonces Pei ordenó a dos reclusas que arrastraran a Zuo a un almacén en donde la ataron a una silla de metal por cuatro días.
No le permitieron hablar con nadie ni le dieron a beber agua. Y le reprodujeron las grabaciones que difamaban a Falun Gong, sin parar.
Escrito por Darío Chaparro para VCS Radio.net con información de Minghui.org
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