Recientemente, Foxnews informó sobre lo ocurrido en la ciudad de Greystones, cerca de Dublín en Irlanda. Allí los padres de niños en edad escolar se unieron para acordar la prohibición del uso de celulares a sus hijos de escuela primaria.
De hecho, ya las ocho escuelas de la ciudad habían prohibido el uso de los celulares para menores dentro de los recintos escolares. Pero los padres de dichos niños lograron ponerse de acuerdo para extender la prohibición dentro del hogar y en cualquier otro lugar, hasta que sus hijos pasen a la escuela media y secundaria.
Toda esta iniciativa partió de la preocupación generada en diversos estamentos de la ciudad por la salud mental y física de los jóvenes. A esto se suma el peligro de ataques por parte de pedófilos o de grupos que buscan adoctrinarlos con ideas contrarias a la orientación familiar.
La psicóloga clínica de la ciudad, Justyna Flynn, dijo a Fox: “Creo que el acceso que tienen los niños a Internet, o el acceso de nuestros hijos a Internet, no sabemos qué está pasando ahí”. Con esto, dejó claro que el acceso de los niños a internet, si no es supervisado de cerca, puede traer efectos negativos.
Flynn agregó que “El cerebro no está desarrollado [en los niños]… el uso del teléfono se asocia con ansiedad, depresión, obesidad, trastornos del sueño y muchos otros problemas de salud”.
Así mismo, un estudio de la ONU publicado este año, concluyó que cuando se retiran los celulares a los niños, su rendimiento académico mejora sensiblemente.
Por su parte, el ministro irlandés de salud, Stephen Donnelly, vecino de Greystones, no solo apoyó la medida tomada por los padres de esta ciudad. Además, pidió su extensión a todo el país.
En una columna de opinión en The Irish Times, Donnelly insistió en regular el acceso de los jóvenes a internet para proteger su salud mental. De hecho, este tema ya se ha abordado en la Comisión de Medios. Él pide que Irlanda sea líder mundial en este tema, que necesariamente debe plantearse como un problema global.
La iniciativa tomada por unos padres de familia en esa pequeña ciudad irlandesa, nos revela una inquietud de muchas personas: el futuro de la generación actual, que se está formando influida fuertemente por toda la amalgama de información proveniente de internet.
Desde 1969, cuando el Departamento de Defensa de los Estados Unidos desarrolló lo que se conocería como Internet, se permitió la interconexión de millones de usuarios a través de esta red, y rápidamente se extendió por todo el mundo.
Paulatinamente se fueron creando las plataformas tecnológicas que facilitaron el intercambio de datos. La rápida evolución llevó a la creación de las llamadas redes sociales. Estas redes permitieron la interacción de usuarios y la socialización de ideas y experiencias personales; ahora, millones de personas podían acceder a ellas.
Esto constituyó un salto gigantesco para todo ese mundo anónimo que solo podía interactuar con sus más allegados. Ahora cualquiera con una mínima habilidad lograba llegar a cualquier lugar de la tierra y ser apreciado por lo que mostraba.
Igualmente, todos podíamos acceder a información antes reservada a estudiosos o científicos. Las mayores bibliotecas y fuentes de información se encontraron de repente al alcance de la mano.
Pero así mismo, muchos encontraron la forma de hacer dinero difundiendo información negativa, como pornografía o mensajes distorsionados que podían ser tomados como verdad.
De este modo, internet vino a ser un reflejo de lo mejor y lo peor de la mente humana. Todo allí revuelto en forma indiscriminada, al alcance de cualquiera que tuviera acceso a la red.
Las redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter se prestaron para el accionar de redes de pedofilia y trata de personas, prácticamente indetectables. Los niños y adolescentes se convirtieron en el principal objetivo de toda clase de contenidos y desarrollos tecnológicos, ya que son los usuarios más asiduos.
De hecho, un estudio reciente de Commonsensemedia mostró que los niños entre 8 y 12 años de edad pasan un promedio de cinco horas y media al día mirando contenidos en las pantallas, mientras los adolescentes pasan ocho horas y media.
Si bien, los menores de 8 años prefieren los videojuegos, a partir de esta edad buscan las redes sociales. Allí se exponen a múltiples peligros que los ponen en peligro no solo emocional y mental, sino físico.
Quienes defienden el internet para menores dicen que este les permite hacerse escuchar por sus propias voces y convertirse en productores de contenido. Pero olvidan que un menor de edad aún no tiene la suficiente madurez para manejar adecuadamente la responsabilidad que implica mostrarse a un mundo, en su mayor parte anónimo.
Esto es aprovechado por plataformas como Tik Tok, donde es posible crear videos muy cortos que muestran contenidos banales, que distraen sin dejar nada positivo, y en los cuales se puede pasar toda una tarde, aislado del entorno real.
Todo ese tiempo gastado por niños y adolescentes frente a las pantallas de celulares, sin ningún tipo de control, pasa la cuenta de cobro con efectos nefastos, ya suficientemente analizados por expertos.
Entre los efectos más notorios se encuentran:
– Ser abusados sexualmente por adultos pervertidos que usan la estrategia del Grooming, para ganar la confianza.
– Retraso en el aprendizaje y en las interacciones sociales.
– Obesidad y bajo desarrollo físico por la inactividad. No salen a los parques a jugar. Así mismo, anorexia por la influencia de contenidos que la promueven.
– Problemas de conducta, por la imitación de estereotipos mostrados como ideales.
– Comportamientos sexuales riesgosos por acceso temprano a material obsceno.
– Consumo temprano de alcohol o drogas, e incluso a tendencias suicidas, ya sea por el cumplimiento de retos o por el bullying al que se exponen.
– Alejamiento de la familia y desobediencia a las directrices de los padres, por influencia de ideologías que transmiten una supuesta independencia para la toma de decisiones personales.
– Negación de la moral, la ética y las ideas religiosas, porque las redes las muestran como obsoletas o negativas para la sociedad.
Todo lo anterior ya comienza a ser ampliamente entendido por muchos padres que observan preocupados cómo sus hijos se les salen de las manos y se sumergen en conductas que los dañan, en ocasiones de por vida.
Para bien o para mal, hay que entender que el internet y las redes sociales inevitablemente son producto de la evolución y están presentes en la vida cotidiana y no se pueden evitar.
Sin embargo, los más pequeños aun no tienen un cerebro suficientemente maduro para entender la utilización responsable de la red. Por esto, la decisión de los padres de Greystones no solo es valiente en un mundo sin límites a la información. También es digna de ser imitada, si se quiere proteger a la generación que ha nacido y crecido con la internet.
Si bien, es imposible controlar en un 100% el contenido que llega de internet, se debe promover el uso de herramientas efectivas para que los niños puedan acceder a aquella información que los beneficia, de forma segura.
Por otro lado, los padres deberían incrementar las actividades familiares, alejadas de celulares o dispositivos electrónicos. Retomar los libros como fuente de formación y entretenimiento, para estimularlos intelectualmente. También hay redes diseñadas para niños, que muchos padres no conocen, y que pueden ser una buena alternativa.
Finalmente, los padres deben comprender que, si no educan a sus hijos en casa, otros con intenciones desconocidas, lo harán por ellos.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Foto de portada: Envato
Para más artículos de opinión como “Padres se Rebelan Contra Uso de Celulares en los Niños”, ingrese a nuestra sección En Perspectiva, de VCSradio.net