Confucio es uno de los mayores pensadores chinos de todos los tiempos y sus enseñanzas fueron propagadas durante el gobierno de del Emperador Wu (141-87 a. C.). Su corriente de pensamiento se impuso durante 2 mil años, tanto dentro como fuera de China.
La educación que impartió Confucio enfatizaba la Cultura tradicional china a través de la educación. Por esto, guiaba a sus estudiantes hacia una conducta humana correcta, enseñaba a manejar los asuntos de la vida cotidiana desde un concepto moral elevado, y capacitaba a los gobernantes dentro de la rectitud. Como método didáctico, utilizaba historias reales, experiencias humanas representativas.
A continuación, presentamos algunas de sus vivencias pedagógicas consignadas en Las Analectas de Confucio, una serie de charlas recopiladas por sus discípulos.
I. Un ideal dentro del Tao
Un día, Confucio subió la montaña de Non con tres discípulos que se preparaban para la política: Zilu, Zigong, y Yanhui. Al llegar a la cima, Confucio dijo:
“Dígame cada uno de ustedes sus mayores ambiciones para el futuro. Yo escogeré uno”.
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Zilu dijo: “Me gustaría que las flechas tuvieran plumas blancas, y las banderas plumas rojas. En medio de toques de corneta, campanas y tambores, dirigir el ejército y expulsar a los enemigos, recuperando así miles de kilómetros de tierra perdida. Zigong y Yanhui me podrían dar consejos”. Confucio lo elogió, “¡Valiente!”.
Zigong dijo: “Cuando los ejércitos del estado de Qi y del estado de Chu se enfrenten en el campo de batalla, apareceré con un traje blanco y un sombrero blanco, y les enseñaré a ambas partes cual es el precio de la guerra. Resolveré la disputa sin que le cueste la vida a ningún soldado. Zilu y Yanhui podrían apoyarme. “¡Elocuente!”, dijo Confucio.
Yanhui guardó silencio, pues sus compañeros habían cubierto los objetivos militares y civiles. Sin embargo, dijo:
“Me gustaría ayudar a un rey sabio, y educar a la gente usando los ritos y la música. Que el Rey aplique el Dao a todo el reino. Así los funcionarios conmoverán con su virtud. La gente común fomentará las relaciones armoniosas y la buena fe, y vivirá y trabajará con paz y alegría. Las armas serán fundidas y convertidas en herramientas para la agricultura, las ciudades se convertirán en tierras de cultivo. La gente será amable con sus vecinos y amigos. Los países vecinos, inspirados por la integridad y el sentido de la justicia del reino, darán un descanso a sus ejércitos y harán una tregua. Con todo esto, no habría necesidad de preocuparse por la guerra. Y si este día llegara, no habría necesidad de que Zilu y Zigong liberaran a la gente de la miseria”. Confucio lo elogió: “¡Maravilloso! Lleno de virtud”.
Zilu Preguntó: “Maestro, ¿cuál elige usted?”.
Confucio contestó: “Debido a que no comete ningún daño ni perjuicio financiero y que no es exagerada, elegiría la de Yanhui”.
Actuar de acuerdo al Tao salvará al mundo, y ayudará a la gente a vivir en paz y serenidad. Confucio.
II. Un barco de Enseñanza
Otro día, Confucio fue con su discípulo Zilu al templo ancestral de Zhou, y vio un barco en miniatura. Preguntó al cuidador que barco era ese.
El cuidador respondió: “Es un barco didáctico”.
Confucio dijo: “He oído que cuando los barquitos están vacíos se inclinan hacia un lado, cuando están medio llenos se quedan nivelados, y cuando están totalmente llenos se voltean. ¿Es esto cierto?”.
El cuidador respondió: “Sí, así es”.
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Zilu dijo: “Maestro, ¿o sea que las personas son como ese barco: cuando están llenos de sí son arrogantes, lo que los conduce al fracaso. Me gustaría preguntar, ¿existe un método para controlar esa llenura de sí mismo?”.
Confucio dijo: “La manera de controlar esa llenura es reprimirla y reducirla, siempre dejando espacio en el corazón”.
Confucio agregó:
“Deja que aquellos cuya conducta virtuosa sea abundante la conserven siendo tú reverente.
Deja que aquellos cuyo territorio sea extenso lo conserven siendo tú austero.
Deja que aquellos cuya paga sea rica y cuyo rango sea elevado lo conserven siendo tú humilde.
Deja que aquellos cuyos pueblos sean grandes y cuyas armas sean fuertes los puedan conservar siendo tú respetuoso.
Deja que los que poseen inteligencia y conocimientos los conserven siendo tú [un poco] estúpido.
Deja que aquellos con grandes capacidades para el aprendizaje y una gran memoria los conserven siendo tú [un poco] superficial.
Ahora bien, esto es lo que quiero decir con reprimirla y reducirla. Como dice en el Libro de Song: “El emperador Tang de Shang era cortés con los demás, por ende, la gente lo respetaba aún más”.
La gente debe tener un carácter humilde, pues esta es la verdadera naturaleza humana.
III. Hacer lo justo
En una ocasión, Confucio se reunió con el rey del estado de Liang, y este le preguntó:
“¿Qué puedo hacer para conservar mi poder como rey para siempre, para tener la tierra y los tesoros de cada estado vasallo, para que la gente siempre confíe en mí, para que la tierra produzca hasta agotarse, para que el sol y la luna suban y bajen a mi voluntad, para que los santos vengan a mí por su propia voluntad, y para que mi gobierno sea bueno manejando a la gente?
Confucio respondió:
“Los reyes de muchos estados me han hecho preguntas, pero ninguna como la suya. He oído decir que, si los reyes de dos estados pueden respetarse y tratarse mutuamente con cortesía, entonces ninguno nunca perderá su país. Si un rey beneficia al pueblo a través de políticas bondadosas y si los funcionarios pueden servir con sinceridad e integridad, entonces todos los estados vasallos de buena gana van a ceder. Si nunca se mata al inocente ni se libera a los culpables, entonces la gente confiará en él. Si se beneficia a las personas que tienen ideales elevados y se recompensa a los que los cumplen, entonces la tierra querrá rendir hasta agotarse. Si se adora a los cielos y respeta a los dioses, entonces el sol y la luna seguirán el curso natural. Si se manejan bien las penalidades, entonces los santos vendrán de manera natural. Si se valora a la gente virtuosa, y se permite que las demás personas trabajen bajo la dirección de las personas virtuosas, entonces el gobierno manejará bien a su gente”.
Confucio enfatizó que el bien y el mal deben medirse con principios morales, y que la gente no debe apegarse a las ganancias personales. Cuando se hace algo, se debe cumplir con una pauta moral, y se debe hacer bien.
Confucio concluyó: “Cuando el hombre superior se ocupa del mundo, no tiene prejuicios a favor o en contra de nada. Él hace lo que es justo”.
(Continuará)
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