10:20 minutos de lectura. Son muchos los pueblos que se evaporaron en la historia sin apenas dejar huella. El imperio de Yam, vecino del antiguo Egipto, destaca por su misteriosa desaparición.
El país de Yam también llamado Iam, hizo parte de los primeros asentamientos humanos localizados a lo largo de la extensa ribera del Río Nilo.
Es uno de los puntos geográficos que dan cuenta del interés milenario de los Egipcios por explorar nuevos territorios, establecer contacto con otras vecindades y planear expediciones expresas en busca de rutas comerciales para el aprovisionamiento de especias, artículos de lujo, piedras preciosas y materia prima.
Ubicación
Los versados en los temas de las culturas antiguas y asentamientos egipcios no han logrado precisar con exactitud el lugar donde se ubicaba el país de Yam. No obstante, la mayoría coincide en que posiblemente perteneció al territorio del Reino de Kush, situado al suroeste de Wawat.
Valga la aclaración, Kush es la misma región de Nubia, la cual se extendió a lo largo del Valle del Nilo, entre la primera y sexta catarata del río, desde el sur del actual Egipto hasta el norte del actual Sudán. Fue una región que acunó múltiples imperios.
Se presume que Yam estaba en las márgenes de la ruta que conducía al reino de Punt, lugar famoso para los egipcios por atesorar marfil, oro, turquesas y otras piedras preciosas.
Es importante anotar que los kushitas fueron un grupo de etnias afroasiáticas, consideradas como los originarios pueblos del Valle del Nilo, cuna de las primeras civilizaciones.
De ahí la importancia de Yam, pues se estaría hablando de uno de los iniciales asentamientos de los milenarios egipcios.
Contexto
El descubrimiento y contacto del país de Yam se inscribe durante el período histórico de la Sexta Dinastía del Antiguo Egipto, que data entre el 2686 y 2181 a.C.
Es durante las expediciones comerciales propiciadas por los faraones del Antiguo Egipto, con el fin de colonizar Nubia y en busca de los tesoros y especias para sus imperios, durante el reinado de los faraones Menenre y su sucesor Pepi II, que se da a conocer la existencia del remoto lugar de Yam.
Los registros y sucesos acontecidos durante las largas expediciones realizadas por los egipcios se documentan en los escritos que dejaron en las paredes de sus tumbas.
En el caso particular del país de Yam, es a través del desciframiento de los textos inscritos en la tumba de Herkhuf, noble monarca de la ciudad de Asuán. Así se conoció la existencia del remoto país de Yam, el cual significó un lugar referente para las rutas comerciales de los egipcios.
Los viajes de Herkhuf a Yam
Herkhuf fue en su momento, gobernador del Alto Egipto, dedicado a establecer relaciones políticas y comerciales con los príncipes del reino de Nubia. Según lo documenta, entre los diversos viajes que realizó, cuatro viajes los dirigió a explorar y conocer la tierra de Yam. Esta estaba situada al sur de la actual Sudán, lugar donde confluyen el Nilo Blanco y el Azul.
Como se dijo anteriormente, las expediciones de Herkhuf daban respuesta a las peticiones hechas por los faraones Menenre I y su sucesor Pepi II de la Sexta Dinastía, que gobernaron entre los años 2260 y 2165 a.C.
Los faraones propiciaban los viajes y siendo Herkhuf un noble funcionario, le era un gusto poder complacerlos de la mejor manera posible, trayendo a su regreso los múltiples tesoros que lograba acuñar de tan distantes lugares.
Además, los viajes también tenían el objetivo de establecer contacto con poblaciones circundantes, intercambiar productos, conseguir piedras preciosas y expandir sus dominios.
Los tres primeros viajes son designados por Menenre I y, el cuarto y último viaje, fue designado por Pepi II, quien reinó durante 94 años.
Primer viaje
Herkhuf realiza el primer viaje junto con su padre, noble, reconocido como el compañero único y sacerdote lector Iri, con destino a Yam, lugar en el que posteriormente se asentaría la cultura de Kerma.
Según se registra en las paredes de su tumba, la expedición dura siete meses y, tal como lo esperaban, regresa con una cantidad inestimable de productos y tesoros, los cuales son recibidos por Menenre I a satisfacción.
Segundo viaje
Para esta ocasión Herkhuf viaja sin su padre, se dirige al país de Irtjet y pasa, finalmente, a Yam por una ruta diferente a la anterior con el fin de explorar nuevos territorios y esquivar a los asaltantes del desierto. Esta expedición duró ocho meses.
Los jefes supremos de Irtjet lo acogen y le otorgan grandiosos regalos, así, una vez más es recibido por el faraón con gran acogida y estima.
Tercer Viaje
Herkhuf viaja nuevamente a Yam con el propósito de establecer mayores lazos comerciales con este país.
Es sorprendido al llegar a Yam, con la noticia de que el rey de este país iba camino a Temeh para librar allí una batalla. Herkhuf valiéndose de su virtudes disuasivas y diplomáticas, le sugiere que es mejor desistir de tal enfrentamiento.
Por cierto, según algunas interpretaciones, a Herkhuf le convenía evitar dicho enfrentamiento pues, además, como funcionario debía persistir por mantener la paz en los territorios del extenso desierto. De manera particular, sabía que un enfrentamiento solo traería problemas para su regreso, pues lo más posible era que al presentarse ante el faraón, llegara con las manos vacías.
Finalmente, todo se soluciona y él retorna con valiosos tesoros, entre otros, según se registra, con 300 asnos, incienso, ébano, mirra, oro, marfil, jabalinas, maderas y animales exóticos como monos y leopardos.
Cuarto viaje
Este cuarto y último viaje de Herkhuf a Yam lo realiza durante el período del faraón Pepi II, también llamado Nefer-Kare.
Para ese entonces los faraones iniciaban su reinado desde la infancia, por ello no es extraño decir que para el momento del cuarto viaje de Herkhuf, Pepi II contaba con tan solo 8 años de edad.
Se sabe que heredó el trono desde los 6 años y fue uno de los más destacados y longevos de la Sexta Dinastía del Antiguo Egipto.
El viaje cumple un deseo específico del faraón, quien al enterarse de que Herkhuf había hallado un pigmeo bailarín en aquellas tierras lejanas, quiso de inmediato tenerlo consigo para divertimiento de su tiempo.
El faraón ordena
“¡Ven a la corte inmediatamente! Trae a este enano contigo, vivo, próspero y saludable desde las tierras de los espíritus, para los bailes del dios, para regocijar y alegrar el corazón del rey del Alto y Bajo Egipto, Nefer-Kare quien vive para siempre”.
Como en las anteriores expediciones, Herkhuf satisface los deseos del faraón, regresa cargado de tesoros, especias, maderas, incienso, pero, sobre todo, con el encargo específico hecho por el faraón: un pigmeo bailarín.
Conclusiones
Yam se constituyó en aquellas épocas faraónicas, junto con otras poblaciones localizadas a lo largo del extenso Nilo, en un territorio de rutas de tráfico e intercambio de especias, materias primas y artículos de lujo con el Antiguo Egipto.
Escrito por Patricia Morales G. para VCSradio.net
Narración: Javier Hernández
Música de fondo: Tribal Jungle Ritual – Envato
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