13 Minutos. El perrito callejero es un bonito cuento que enseña sobre la bondad hacia los demás y que puedes escuchar o leer a continuación:
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EL PERRITO CALLEJERO
Éste era un perrito callejero de nombre Bebo. Como no tenía dueño, Bebo dormía en las calles a la intemperie y casi nunca tenía nada que comer. Un buen día, mientras el perrito trataba de dormir muerto de frío y su estómago rugía de tanta hambre, de pronto, Bebo sintió que alguien se le acercaba.
¿Quién podría ser? Se preguntaba ilusionado.
Tal vez sea una persona noble que me llevará a su casa y me dará comida, aunque también podría ser, un gato flacucho como yo buscando dónde cobijarse.
Cuando la sombra se acercó, Bebo pudo reconocer a su amigo Toncho, un perro pequeño de pelos largos y sucios.
“Hola amigo”, dijo Toncho titiritando de frío.
“Hola viejo amigo, no te había reconocido. Apenas si alcanzo a ver, porque estoy muy viejo”. “¿Qué te parece si rondamos el restaurante de la esquina? Tal vez nos den algo de comer”, dijo Toncho, pero Bebo no quiso moverse del lugar.
“Me encantaría acompañarte, Toncho, pero ya no tengo fuerzas para caminar”.
Entonces, Toncho decidió salir por su cuenta a buscar comida para su viejo amigo, y en el camino se encontró con el gato Misi.
“¿A dónde vas, Toncho?”, dijo el minino escondido entre unos viejos cartones. “Voy a buscar algo de comida para Bebo que está enfermo de frío”.
“Pues yo buscaré algo para cobijarlo y darle calor”, dijo Misi rápidamente.
Al cabo de unos minutos, el gato se encontró con Chester el ratón.
“¿A dónde vas, Misi?”, dijo Chester saliendo de una alcantarilla.
“Voy a buscar algo para cobijar a Bebo. Está muy enfermo y muerto de frío”. “Pues yo buscaré un poco de jarabe para que no se resfríe”, dijo el ratón y salió corriendo hacia la farmacia.
Cuando el perrito Toncho llegó al restaurante, se escurrió por la puerta del fondo y…
¡aquí encontré un delicioso trozo de carne en el depósito de los deshechos, suficiente para mitigar el hambre!
Al verlo, el cocinero decidió seguirlo para ver a dónde se dirigía con el trozo de carne.
Mientras tanto, el gato Misi se había colado en la tintorería y en la caja de retazos descubrió emocionado…
¡Este pedazo de tela es confortable con la que, Bebo podrá cubrirse y protegerse del frío!
La dueña de la tintorería vio al gato y decidió seguirlo para ver a dónde se dirigía.
Finalmente, el ratón Chester hurgó entre la basura de la farmacia y… ¡aquí hay un frasco de jarabe al que aún le queda algo de medicina suficiente para aliviarlo! Cuando el boticario vio al ratón, no pudo resistir la curiosidad y le siguió para ver a dónde se dirigía con el frasco de jarabe.
Al cabo de unos minutos, los tres amigos llegaron al callejón donde permanecía Bebo. El perrito Toncho le ofreció el trozo de carne, el gato Misi lo cubrió con la tela, y el ratoncito Chester le inclinó el frasco de jarabe para que se lo tomara. Mientras todo aquello sucedía, el cocinero, la tintorera y el boticario contemplaban desde lejos cómo los animales atendían a su amigo Bebo, y fue tanta su emoción que decidieron acercarse para contemplar de cerca al animalito.
“Pobre perrito. Todos los días vendré a traerle comida de mi restaurante”, dijo el cocinero al instante.
“Yo lo cubriré con mantas para que no pase frío”, dijo la tintorera emocionada.
“Pues yo lo llevaré conmigo a mi farmacia para que no se enferme nunca más”, exclamó el boticario, y lo levantó entre sus brazos para llevarlo lejos de allí.
El cocinero muy conmovido dijo:
A Toncho me lo llevo conmigo para el restaurante.
Toncho no cabía de la dicha, ladraba y meneaba su cola celebrando la decisión de su amo.
La tintorera, observa a Misi con gran ternura y dice: Misi, vamos para la casa, de hoy en adelante serás mi mascota, hay un lugar perfecto para ti.
¡Miauuuu, muchas gracias, miauuuu!
Chester sale apresurado, se para enfrente de todos y dice: ¡Yo, yo…yo les hago los mandados, les llevaré los medicamentos y todos cuidaran de mí!
Todos celebraron con un gran aplauso la propuesta de Chester y la aprobaron con gran entusiasmo. Desde entonces, Bebo, Toncho, Misi y Chester no han vuelto a pasar más frío, ni a sufrir de hambre en las calles. En ocasiones se reúnen, leen cuentos y comparten las historias de su infancia.
Adaptación para radio de: VCSradio.net del cuento publicado en: chiquipedia.com