Haciendo un balance de este año tenemos sentimientos que nos entristecen, una razón de ello lo vemos en cómo el mundo ha cambiado durante este tiempo, ya que la situación de pandemia definitivamente generó diversas situaciones que nos han puesto sobre el límite en varios factores.
No sólo se trata del temor a enfermar, es la situación económica, psicológica y social que trajo el covid 19 y puso al mundo entero en jaque mate, haciendo que la humanidad se estremezca en un sentimiento colectivo de terror y aflicción.
Se han generado cambios radicales para todos, desde cómo enseñar a los hijos desde casa hasta interactuar con las personas a unos metros de distancia. En un comienzo nadie hubiese creído que el virus, el cual se veía distante de nuestro contexto, en un corto tiempo pasara a ser una realidad permanente en todo el mundo, alcanzando proporciones inigualables de alteración en donde lo más importante era salvaguardar las vidas.
De acuerdo a lo anterior, y dando una mirada en retrospectiva, las personas hemos vivido este año como si hubiese sido una situación surrealista, en donde la muerte fue el resultado catastrófico de perdida y profunda tristeza, teniendo que aceptar no dar una despedida digna a los seres queridos; el ángel de la muerte llego a una velocidad imparable.
Paralelamente, en todos los lugares del mundo los protocolos de seguridad y sus restricciones, desataron una crisis económica que no se hizo esperar, rápidamente quedo en evidencia situaciones financieras lamentables para muchos hogares, sin embargo, la templanza, amor y fortaleza hizo que nos obligáramos a reinventarnos cada día para evitar tanto estrés, al sentirnos prisioneros en nuestra propia casa.
Sin embargo, hoy haciendo el balance y a pesar que las pérdidas son enormes y las consecuencias hasta ahora toman su lugar en forma paulatina, queda demostrado que el ser humano está haciendo su mejor esfuerzo para salir de esta situación y está dando una mirada seria ante la existencia de Dios, el retorno a lo verdaderamente importante basado en los valores.
Esta mentalidad está forjando un sendero de armonía interior en cada hogar trayendo esperanza a la sociedad, el corazón de los hombres se ha revelado ante esta crisis mundial.
Por ejemplo, el caso altruista de una mujer anciana de 90 años de nacionalidad belga con coronavirus, quien murió tras renunciar a su respirador artificial para dárselo a personas más jóvenes, así lo relata el periódico la vanguardia. Este ha sido un caso que ha dado la vuelta al mundo sirviendo de inspiración en estos tiempos difíciles, donde el corazón de muchas personas se ha posicionado en bondad y demás valores dando sentido a la vida y a actos desinteresados para ayudar a otros, por ello es oportuno hacernos la pregunta ¿haríamos lo mismo?
Claramente hay un mensaje de reflexión para pensar que, sin importar la nacionalidad, son los sentimientos que nos unen como personas en un voto de esperanza y fe hacia el futuro.
Adriana Contreras Pineda para VCSradio.net