Hace 35 años, la Masacre de Tiananmen marcó un punto de inflexión en la historia de China. Miles murieron en la represión del movimiento democrático. A pesar de los esfuerzos del régimen por borrar su memoria, el legado de Tiananmen sigue vivo.
Hace treinta y cinco años, las esperanzas de reforma y democracia en China se ahogaron en sangre en la Plaza de Tiananmen. La masacre del 4 de junio de 1989, donde miles de manifestantes pacíficos fueron brutalmente reprimidos por el régimen comunista, dejó una marca indeleble en la historia del país. A pesar del paso del tiempo, los ecos de ese fatídico día aún resuenan, reflejando tanto la lucha por la libertad como la continua represión.
Un Breve Respiro de Libertad
En mayo de 1989, millones de ciudadanos en Beijing, inspirados por estudiantes y profesores, se alzaron contra la corrupción y clamaron por reformas políticas. Durante tres semanas, la ciudad experimentó una atmósfera de apertura y esperanza. Los manifestantes ocuparon la Plaza de Tiananmen, un símbolo de poder, frente a la Ciudad Prohibida y la sede del Partido Comunista Chino (PCC).
Los residentes apoyaron la causa proporcionando suministros, y el orden fue mantenido por voluntarios después de que la policía de tránsito abandonara sus puestos. “Fue un momento emotivo”, recordó Chen Gang, entonces estudiante universitario, en un documental de 2016. “Nunca había esperado que el lema comunista de ‘Asignar los bienes materiales según las necesidades’ se hiciera realidad en la Plaza de Tiananmen”.
La Represión y sus Consecuencias
Las protestas culminaron en la noche del 3 al 4 de junio de 1989, cuando el Ejército Popular de Liberación intervino con fuerza letal. Entre miles y más de 10.000 personas fueron asesinadas a tiros o aplastadas por tanques en el centro de Beijing, y miles más fueron arrestadas en todo el país en los días y semanas siguientes., marcando un punto de no retorno para el PCCh, que eligió el autoritarismo sobre la reforma.
A pesar de las promesas iniciales de apertura y modernización bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, la brutal represión de Tiananmen solidificó un camino de control absoluto. Zhao Ziyang, secretario general del PCCh y defensor de las reformas, fue purgado y puesto bajo arresto domiciliario, mientras que Jiang Zemin, conocido por su mano dura en Shanghai, asumió el liderazgo.
La Memoria y el Olvido
La masacre de Tiananmen sigue siendo uno de los temas más censurados en China. Las autoridades han borrado sistemáticamente cualquier mención de los eventos de 1989, y las plataformas de redes sociales chinas restringen los contenidos relacionados. En contraste, Taiwán y otros países continúan conmemorando la fecha, manteniendo viva la memoria de aquellos que lucharon por la libertad.
En Hong Kong, las vigilias anuales en el Parque Victoria, símbolo de resistencia, han sido prohibidas bajo nuevas leyes de seguridad nacional. La policía ha detenido a varios activistas, incluyendo a Alexandra Wong, de 68 años, quien fue arrestada por llevar un ramo de flores y gritar: “El pueblo no olvidará”.
Un Legado de Represión
La política de “reforma y apertura” de Deng Xiaoping permitió un crecimiento económico sin precedentes, pero a costa de la libertad política. Deng justificó la masacre afirmando que valía la pena “matar a 200,000 personas a cambio de 20 años de estabilidad”. Esta lógica ha prevalecido en las décadas posteriores, con el PCCh consolidando su poder mediante una combinación de represión y crecimiento económico.
El auge económico de China ha sido acompañado por una intensificación del control autoritario. La persecución de grupos como Falun Gong y el uso de tecnologías avanzadas para la vigilancia masiva reflejan un régimen dispuesto a mantener su dominio a cualquier costo.
Reflexiones Finales
Treinta y cinco años después, la masacre de Tiananmen sigue siendo un recordatorio sombrío de la lucha por la libertad y los desafíos que enfrenta la sociedad china. A pesar de los esfuerzos del régimen por silenciar la historia, la memoria de los eventos de 1989 persiste, tanto dentro como fuera de China. El legado de Tiananmen es una lección de resistencia y un llamado a la reflexión sobre los costos de la represión y la importancia de la libertad.
China Refuerza la Seguridad en el 35.º Aniversario de la Masacre de Tiananmen
La seguridad en la Plaza de Tiananmen de Beijing se intensificó notablemente el martes, en conmemoración del 35.º aniversario de la represión del 4 de junio de 1989. Mientras tanto, en Hong Kong, la policía detuvo a varios activistas y las ciudades de Taiwán y otros países se prepararon para realizar vigilias en honor a las víctimas.
A pesar de la represión, los objetivos de los manifestantes, como la libertad de prensa y expresión, siguen siendo distantes en China. “El recuerdo del 4 de junio no desaparecerá en el torrente de la historia”, declaró el presidente de Taiwán, Lai Ching-te. Taiwán es el único lugar de habla china donde se conmemora abiertamente esta fecha, con un acto en Taipei. Otros actos conmemorativos están previstos en países como Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos.
Organizaciones de derechos humanos y testigos afirman que la cifra de muertos durante la represión podría ascender a miles, aunque el Partido Comunista Chino nunca ha divulgado una cifra oficial. Las Madres de Tiananmen, un grupo de supervivientes y familiares de las víctimas, criticaron el silencio del gobierno y su versión oficial de los eventos de 1989.
La ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Penny Wong, criticó la “fuerza brutal” utilizada contra los manifestantes y pidió a China que detenga la supresión de las libertades de expresión y reunión, y que libere a los detenidos por expresar pacíficamente sus opiniones políticas.
Artículo escrito con información de Vision Times
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